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¿A quién no le gusta viajar? Viajar tiene muchos y variados beneficios para la salud. Por eso en Travel2live te mostramos los beneficios que proporciona a tu cuerpo viajar.

Menos estrés y mayor bienestar emocional:

La reducción del estrés parece el más evidente de los beneficios de viajar. Aunque sea una salida breve y a un destino no muy lejano, dejar atrás la rutina y el ritmo frenético de la vida en la ciudad permite desconectar, dejar atrás las angustias y disfrutar del presente. Pero atención: la actitud es importante, porque también existe el llamado "estrés vacacional", un estado de tensión ocasionado por los preparativos del viaje, las inseguridades y dificultades que este pueda deparar, la sensación de que el tiempo no será suficiente para hacer en el destino todo "lo que hay que hacer", etc.

Mejoras en el cerebro:

Hasta hace tiempo se creía que el cerebro, a partir de la edad adulta, ya no se modificaba. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que no es así: las neuronas pueden crear nuevas conexiones, e incluso se pueden formar nuevas neuronas, a lo largo de toda la vida. "Para ello es clave entrenar y estimular nuestro cerebro", ha explicado José Manuel Moltó, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN), "y hay tres elementos claves para hacerlo: enfrentar nuestro cerebro a la novedad, la variedad y el desafío. Viajar cumple con los tres".

Situaciones tan simples como la necesidad de adaptarse a nuevas sensaciones, paisajes, sonidos, aromas, etc., hacer un mapa mental del lugar en que uno está o tener que comunicarse en otro idioma estimulan el cerebro y lo vuelven más plástico y más creativo.

Un corazón más fuerte y sano:

Un estudio realizado en Estados Unidos determinó que viajar reduce el riesgo de padecer infarto de miocardio, sobre todo para las personas mayores. Las estadísticas indican que en los hombres que viajan con frecuencia las probabilidades de sufrir un ataque al corazón son un 21% más bajas. "Las vacaciones pueden ser buenas para su salud", recomiendan las conclusiones de este trabajo.

Autoestima sólida:

Todo viaje representa una suma de desafíos: desplazarse, habituarse a un sitio desconocido, relacionarse con su gente. Y cuanto más lejano es el destino, mayor el reto, ya que implica entrar en contacto con costumbres exóticas, idiomas desconocidos e, inevitablemente, problemas de diversa índole. Buscar los recursos para resolverlos y poder salir adelante potencia la autoestima como pocas otras cosas pueden hacerlo.

 

El viaje, además, es una fuente de futuros recuerdos y anécdotas que contar, por no hablar de las posibilidades que brindan en este sentido las redes sociales. Como escribió George Eliot, seudónimo de la escritora británica del siglo XIX Mary Anne Evans, "nuestras andanzas viajan con nosotros desde lejos, y lo que hemos sido nos hace lo que somos". Todo esto también contribuye con reforzar la confianza en uno mismo.